jueves, 25 de octubre de 2012

Acerca de la masonería

Pongo el Índice y las Palabras preliminares de mi último libro La masonería esotérica, Cámara de Aprendiz y les invito a quienes tengan interés a contactar conmigo en el email: augusto.casola@gmail.com ÍNDICE El que llama a la puerta El cuarto de reflexión Ciego y desnudo Los tres viajes Las dos columnas El mandil Las apariencias y lo que ocultan El tiempo y la responsabilidad Pasos Perdidos Ingreso a la logia La ubicación de los miembros del taller Apertura de los trabajos Encendido de las candelas A la orden de aprendiz La circulación de los sacos La palabra en bien general de la Orden y en particular del taller 2 La orden y la obediencia La instrucción en el grado de aprendiz El secreto masónico La justicia masónica Poder masónico y poder profano Creer, saber La regularidad masónica La interpretación esotérica desde diferentes puntos de vista 3 La memoria de la historia Algunos detalles de interés general para el aprendiz La masonería y su entorno, hoy Bibliografía   Palabras preliminares Los aprendices son el metal más valiosos que posee la Orden y, al mismo tiempo, los más descuidados, porque en lugar de aprovechar ese estado de inocencia en que se encuentran, de la que es parte la desorientación natural propia del que comienza a participar de un grupo de gentes donde la mayoría le son desconocidas, los MM:. suelen hacer alarde de falta de compostura y hasta de falta de consideración, ya no en lo que se refiere a la masonería, sino en todo orden de cosas, actuando como si el aprendiz, por serlo , es un ser inferior, un soldado a disposición, en especial si es joven, porque tienen buen cuidado en actuar de otra manera con los ricos y poderosos que ingresan a la Orden. Al acceder los profanos a la Institución, no están conscientes de que existen desacuerdos internos, enfrentamientos más o menos encubiertos que se les evidencia a los aprendices con el transcurso del tiempo cuando ya se integran más a su logia en particular y a la institución en general. Y los motivos de desentendimiento, eso lo descubren enseguida, se refieren a temas profanos, que nada tienen que ver con la masonería. Si la Gran Logia es un cuerpo administrativo, el Gran Maestro que lo preside no es más importante que un aprendiz cualquiera, con sus ideas y su opinión y más igual aún a cualquier maestro, más o menos instruido, más o menos estudioso, que por ser un hombre libre, tiene derecho a opinar en público o en privado, ¿con qué derecho, pregunto, se le pueden poner límites o negarles la oportunidad de expresar sus opiniones, solamente porque el cuerpo administrativo considera que no puede hacerlo sin una autorización especial? Ningún cuerpo administrativo posee la autoridad de obligar, ni a los HH:. ni a las logias, a cumplir disposiciones arbitrarias, innovaciones caprichosas que no agregan ni quitan nada - ni pueden hacerlo - a la riqueza del simbolismo, ornamentos estériles, que pueden impactar un poco por su novedad, pero no pasan de allí. Nuestra Orden cayó hace tiempo en el error de muchos Orientes de perderse en nimiedades, habiendo tantas cuestiones de fondo que tratar. El Ritual de cada grado contiene una gran riqueza oculta en sus formas y ofrecen a los HH:. la posibilidad de, a través de ellos, alcanzar un mayor nivel de auto realización, ya que este es el objetivo final de la masonería. No es el mero acceso al templo y al cumplimiento más o menos ajustada de los pasos del ballet que impone su liturgia. El Ritual es vivencia masónica, es docencia masónica, es posibilidad de sabiduría entregada en forma tal que no puede ser interpretada y utilizada sino por quienes se encuentran a cubierto interior y exteriormente de la indiscreción de los profanos. Asistimos a un derrumbe de valores éticos y permanecemos como si nada ocurriera a nuestro alrededor. Somos testigos de la desvergüenza generalizada, somos responsables de estafa moral - como es el sistema educativo vigente -, hacia una juventud de la cual nos decimos responsables, somos artífices de la palinodia lucrativa y la más descarada hipocresía se destaca en todo el accionar de la vida diaria. Ante ello me pregunto: nuestra Institución, la Masonería, que debería caracterizarse por ser un faro en medio de la tempestad desatada a su alrededor ¿cumple un papel relevante para orientar y guiar a quienes se hallan perdidos y confusos? ¿Se preocupa por formar, a través de sus miembros, los hombres adecuados que en la vida profana se desempeñan en los más diversos menesteres? ¿procura la masonería tomar el estandarte que le corresponde y avanzar con valentía hacia la luz? Porque esa sí es una obligación que le compete a la masonería; a ello habría de obligar con el austero rigor de su fuerza, imponiendo a los HH:. la toma de consciencia para afrontar, cada uno de ellos, su responsabilidad de ser mejores, porque fueron admitidos a acceder a nuestros Augustos Misterios. Lo único a que puede obligar la masonería a sus miembros, es rendir cuenta de sus actos, justificar sus yerros, demostrar que la putrefacción es sólo aparente y que tras de ella sigue brillando la luz. Quiero señalar, QQ:.HH:., que estas reflexiones que siguen surgieron espontáneamente del contraste que encuentro entre las cosas de nuestra realidad cotidiana y nuestro deber masónico. Seamos coherentes entre nuestro pensar y accionar, no sea que al final nos acusen de jugar a la solemnes, cuando ni siquiera somos capaces de entender lo que estamos haciendo y nos tachen de hipócritas. S:.F:.U:.

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